miércoles, 20 de abril de 2011

EL PROCESO DE RECEPCIÓN

Desde la revolución industrial la sociedad ha cambiado enormemente. La locomotora, la fotografía, el cinematógrafo, la radio, la TV, el mercado, la red… nuestra realidad dista mucho de los que fue el mundo en épocas anteriores. De hecho en las primeras décadas del s.XX muchas de las investigaciones en el campo de la comunicación giraban precisamente en torno a la importancia y el poder que ejercían estos medios, llamados medios de masas (Mattelart, 1997) Este proceso de cambios sociales parejo al desarrollo de las técnicas vinculadas a la imagen lo explica muy bien Juan Antonio Ramirez en “Medios de Masas he historia del arte”, describiendo el impacto que tuvo la imprenta, la fotografía, los medios de reproducción industrial y otros avances vinculados a la democratización de la imagen. Hoy ese desarrollo ha generado una sociedad donde los medios imperan y dominan nuestras experiencias lo que ha dado lugar a enormes cambios en nuestro pensamiento, nuestra sociedad y nuestros valores.

Aunque en un principio se pensó que lo importante en el proceso comunicativo de los medios de comunicación de masas era el papel del emisor con el tiempo se ha constatado el valor de receptos y su variabilidad a la hora de decodificar, interpretar e interiorizar el mansaje emitido por estos agentes mediaticos. La finalidad de esta alfabetización para los medios no es una alfabetización superficial instrumental-técnica, sino una alfabetización activa-crítica.

El papel de la educación para los medios es servir de eje para educar sujetos participativos y reflexivos en la sociedad capaces de crear sus propios juicios de valor ante la realidad circundante, es decir, crear audiencias capaces de valorar sus experiencias perceptivas de forma autónoma y no impuesta o estandarizada.

Es este sentido es importante tener en cuanta un aspecto, y es que el proceso de recepción no es unívoco ni aséptico, sino subjetivo y eminentemente personal. La recepción es un proceso mediado por muchos factores. Es in proceso de interacción entre los diferentes aspectos que dan lugar a los significados.

Las audiencias poseen siempre múltiples identidades, cada sujeto no es una única cosa sino que en una misma persona convergen muchos aspectos. Por ejemplo, en mi caso, mujer, joven, estudiante, con formación en artes, novia, hermana, profesora, amiga, (y muchas otras cosas más). Todo ello confirma que en mi persona se solapan diferentes roles, que obviamente van a interferir o mediar en la forma que yo recibo y trasformo la información en significados. El mensaje va a ser el mismo para el conjunto de la audiencia pero es en la recepción del mismo donde se produce el verdadero acto de comunicación donde interacciona el emisor, el mensaje, y la realidad del sujeto y su contexto. De todo ello se deriva la siguiente conclusión y es que cada sujeto lo filtra el mensaje con cada uno de los aspectos constituyentes de su yo, de tal modo que resignifica el mensaje original personalizándolo.
Desde el punto de vista de Orozco y Charles, existen tres tipos básicos de mediación: cognoscitiva, institucional, y del entorno.

En la primera tipología de mediación están nuestros esquemas mentales, nivel de desarrollo cognitivo, capacidad de interrelación , etc… es decir las operaciones mentales que realizamos a la hora de interpretar una información.

En la segunda podemos entender el conjunto de mediaciones que provienen de las instituciones. Estas crean determinados discursos, o universos de significación particulares, que a menudo se interiorizan como valores y que con frecuencia median en la interpretación de determinados mensajes.

Por último pero como ámbito de mayor complejidad están las mediaciones del entorno. En primer lugar la situación donde se da lugar el proceso de recepción. Por ejemplo si estamos viendo una película en qué lugar, solos, acompañados, por quien, etc…Otro caso serían los contextuales: nivel educativo, tipo de trabajo, expectativas… Y por último los estructurales, nuestra raza, etnia, situación socio-económica, etc…

Estos aspectos son de algún modo los aspectos que filtran los mensajes cada uno a su manera y que finalmente dotan de significados los mensajes. Y de ello se deriva también un aspecto importante y es que el mensaje en sí mismo no implica una interpretación unívoca sino que es potencialmente polisémico y por tanto susceptible de ser interpretado no como él desea sino como a el receptor crea conveniente. Y con conveniente me refiero a no pasivo, sino activo, crítico y reflexivo. Si los medios pretenden una normalización estandarizada del pensamiento, nosotros debemos educar para que el pensamiento tienda a ser reflexivo y no impuesto. Eso significa educar a sujetos para que sean libres de pensar por sí mismos, sin tener que adaptarse a discursos impuestos, sujetos libres para decidir que quieren pensar. Sin embargo este ideal no es posible sin la educación para los medios más allá del uso de los medios como objeto de trasmisión.

Hoy en día se sabe de la importancia y la urgencia de una renovación pedagógica que reoriente el campo educativo hacia nuevos horizontes dominados por nuevas realidades que posibiliten sujetos críticos y no pasivos. Sin embargo muchas son las resistencias y las problemáticas que surgen a la hora de enfrentarnos a este cambio de mentalidad.

Gracias al blog de Amaia he podido saber de dónde sale el texto de clase. El texto titulado "El proceso de la recepción y la educación para los medios: una estrategia de investigación con público femenino", escrito por Charles Creel y Orozco Gómez (Universidad Iberoamericana, México), es un capítulo forma parte del libro La revolución de los medios audiovisuales. Educación y Nuevas Tecnologías (Coord. Aparici, 1996).

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